La labor de Gerardo Núñez en la Guerra Civil
El jefe del Archivo de la Biblioteca Nacional de España,
Enrique Pérez Boyero presentó la ponencia “El Cuerpo Facultativo de
Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y la protección y evacuación del
patrimonio histórico en la España republicana” en el Congreso Internacional
“Patrimonio, Guerra Civil y posguerra” coordinado por el catedrático Arturo
Clorado Castellary que se celebró en Madrid el año 2010. Allí el ponente tenía
el propósito de estudiar el papel desempeñado por el Cuerpo Facultativo de
Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos en las labores de protección y
evacuación del patrimonio histórico en la España republicana durante la Guerra
Civil.
Las instituciones que dirigieron su acción durante la mayor
parte de la contienda civil fueron la Comisión Gestora del Cuerpo (hasta marzo
de 1937) y el Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico y su
Comisión delegada en Madrid (desde marzo de 1937 hasta finales de 1938).
Los Decretos de 23
de julio y 1 de agosto de 1936, publicados en la Gaceta de Madrid de 25 de
julio y 2 de agosto de 1936, respectivamente indican que “el Gobierno de la República, preocupado por la suerte del
tesoro artístico que se encuentra en los edificios ocupados, crea, por
iniciativa de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, la Junta de
Incautación y Protección del Patrimonio Artístico, que “procederá a la
incautación o conservación en nombre del Estado de todas las obras, muebles o
inmuebles, de interés artístico, histórico o bibliográfico que, en razón de las
anormales circunstancias presentes, ofrezcan, a su juicio, peligro de ruina,
pérdida o deterioro”
El Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro
Artístico tenía como función la de coordinar la labor de todos los
establecimientos y servicios de la Administración del Estado relacionados con
el tesoro artístico. De sus 22 miembros, incluido su presidente, que era el director
general de Bellas Artes, José Renau Berenguer, diez eran funcionarios del
Cuerpo Facultativo: José María Lacarra de Miguel, Julián Paz y Espeso, José
Aniceto Tudela de la Orden, Tomás de las Heras y Despierto, José María Giner
Pantoja, Benito Sánchez Alonso, Juan Vicens de la Llave, Teresa Andrés Zamora, Enrique
Lafuente Ferrari y Gerardo Jaime Núñez Clemente.
El presidente de la Junta Central del Tesoro Artístico, era
el pintor extremeño Timoteo Pérez Rubio, nacido en Oliva de la Frontera
(Badajoz) y fallecido en Brasil en 1977. Pérez Rubio fue el que salvó buena
parte del tesoro artístico español, siendo trasladado a Valencia y a Ginebra,
vía Cataluña. Por los años 70 tuve el gusto de poder entrevistarle en Madrid
tras regresar del exilio, en un pisito de la Plaza de Tirso de Molina, que
compartía con su esposa la escritora Rosa Chacel, a la que tuve el gusto de
saludar.
En Madrid, los libros, documentos y objetos arqueológicos
incautados por la Junta de Incautación se depositan en la Biblioteca Nacional,
el Archivo Histórico Nacional y el Museo Arqueológico Nacional. En estas
acciones intervino otro extremeño, de Calzadilla de los barros (Badajoz), el
bibliógrafo Antonio Rodríguez – Moñino, quien salvó buena parte del
bibliográfico español, colocando los libros y documentos en la Biblio6teca
Nacional. Su biblioteca particular junto a la de su esposa María Brey Mariño
contenía 17.000 volúmenes, que cedió, a la Real Academia Española y a la
Biblioteca de Cáceres.
Según Enrique Pérez Boyero, los profesionales de la
Biblioteca Nacional registraron más de 40.000 volúmenes, mientras que “en
el Archivo Histórico Nacional- donde trabajaba Gerardo Jaime- a 21 de agosto de
1937, se habían inventariado los fondos incautados de las procedencias
siguientes: Iglesia parroquial de San Marcos de Madrid, Monasterio de
Comendadoras de Santiago de Madrid, Convento de las Comendadoras de Santiago el
Mayor, Casa Foronda, Marqués de Miraflores, Conde de Montefuerte, Conde de
Casal de Griegos, Retratos de Artistas de Teatro procedentes de la Iglesia
parroquial de San Sebastián, Marqués de Perales del Río, Conde de Oliva, Cartas
dirigidas al Duque de Sexto procedentes de la Casa del Duque de Alburquerque,
Casa Corvera y Conde de Cedillo”.
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