EL ARREGLO DE LA IGLESIA DE HINOJAL
La
historia me la contó mi madre: Mari Cruz Domínguez Flores. Ella me dijo que no se bautizó, en enero del año 1928 (había nacido
el 19 de ese mes, sábado, el día de San Canuto, rey de Dinamarca (1040 a 1086),
en la iglesia de Hinojal, sino en la, entonces ermita de San Juan reconvertida
en templo parroquial, porque por esas fechas la iglesia la estaban arreglando.
Repasando
la interesante obra de Simeón Molano Hurtado (más conocido como Simi) “Documentos
para la historia de Hinojal·, me encuentro una interesante información
sobre este tema. Antes de seguir, una anécdota: El propio Simi me contó que tenía
que ver mucho con mis padres, ya que fue el monaguillo que ayudó al párroco don
Juan a celebrar su boda el lunes, 29 de septiembre de 1952; justo nueve meses más
tarde, el sábado 27 de junio de 1953 venía yo al mundo en la casa de mi abuelo
José Rivero Pizarro, en la calle de la Cruz.
Volvamos
al tema que nos interesa: Simeón Molano cuenta que “el 26 de abril de 1926 el
cura párroco de Hinojal, D. Juan M. Martín González escribe a D. Feliciano Rocha
Pizarro, Provisor y Vicario Provincial del Obispado de Coria – Cáceres, para comunicarle
lo siguiente: Habiéndose estallado una de las vigas que sostienen la
techumbre de la capillita habilitada para el culto, que por otra parte se halla
comida, según dictamine el carpintero, ruego a V.I. se digne autorizarme para
ejecutar las obras necesarias a fin de evitar el hundimiento de aquella parte
del tejado. Al mismo tiempo solicito se digne autorizarme para bendecir una
imagen del Niño Jesús adquirida con destino a la Congregación del Rebañito del
Niño Jesús”.
El
día 29 de ese mismo mes de abril recibe un escrito firmado por D. Feliciano, Vicario
General del Obispo, que dice: Autorizamos al Reverendo Cura Ecónomo de Hinojal
para que ordene con la urgencia que el caso requiere, las obras indispensables
para que con toda seguridad y la mayor economía posible pueda impedirse el hundimiento
de la parte del tejado de la capilla. Procure excitar la caridad de los fieles
a fin de que contribuyan a las obras. Ofreciéndole, en nombre del Reverendísimo
Prelado, (que por entonces era don Pedro Segura, quien llegaría a ser Cardenal
Primado de España en Toledo y don Feliciano su Obispo auxiliar) suplir lo
que falte para completar el presupuesto.
El templo parroquial
de la Asunción a día de hoy está muy bien restaurado, pero yo sugeriría como cronista
oficial del lugar, que las autoridades que volvieran a poner el campanario que
había en la entonces ermita de Sn Juan en la Plaza, pues, aunque sea de propiedad
privada, el edifico sí forma parte de lo típico de Hinojal. Al fin y al cabo cuesta
poco.
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