Hinojal en 1932

 


            Este confinamiento hace que uno busque cosas de las más curiosas. Y uno que le encanta lo muy local, como el mismo pueblo en el que ha nacido, en 1953, y haya andado por medio mundo, no deja de interesarse por la pequeña historia. Ahora vamos a ver cómo era Hinojal en 1932, situado oficialmente desde hace años en la comarca Tajo –Salor-Almonte de la provincia cacereña. Hemos investigado algunos datos de ese año, que no están completos, pues seguro que algunos de los lectores podrán apuntar más, cosa que es de agradecer.



            El pueblo tenía ese año 1.353 habitantes de hecho y 2.013 de derecho, siendo su alcalde don Francisco Flores y figuraba como secretario don Félix Pizarro. Era juez municipal don Florentino Flores y fiscal don Vicente Martín.

Escuela de Hinojal

            Se encargaban de las escuelas nacionales doña Juana Valcárcel y don Daniel Valentín Molano y de Correos don Román Díaz. La salud estaba a cargo de los médicos don Pedro Arias y don Pedro Moreno, mientras que don Remigio Bermejo era el practicante. La farmacia la regentaba la viuda de González. El veterinario era don Jacinto Rega. Había dos sastres: Juan Bermejo y Sinesio García, además de dos modistas: María Bermejo e Higinia Collazo.



            Había otros profesionales, como albañiles, barberos, carpinteros, herreros, taberneros o zapateros, por poner unos ejemplos. Veamos algunos nombres: Eran maestros albañiles, Guillermo y Juan Ollero e Idelfonso Rodríguez, quienes muy probablemente se abastecerían de tejas y ladrillos en los hornos de Félix Sánchez y Aquilino Viva. Había dos barberos, Remigio Bermejo, también practicante, y Tomás Gil. 


La casa del comercio de Francisco Domínguez

            En cuestión de alimentación, tenían una abacería, donde se vendían legumbres y aceites, Marciano Breña y Emilio Maciá. También tenía aceite José Breña en su molino. Los comercios de comestibles lo llevaban Juan Francisco Domínguez Benito, natural de Salamanca, (mi abuelo materno), y Demetrio Fernández, que además ofrecían también tejidos a los hinojaliegos, a estos comercios se sumaban dos mercerías, las de Demetrio Fernández y la de las hermanas Sequeiras. Había dos panaderías, que las llevaban Miguel Sánchez y Emilia Maciá, quien además tenía una pastelería. Las zapaterías las regentaban: Daniel Flores, Eusebio González y Lázaro Rivero.


            Los transportistas, que traerían bastantes géneros de fuera y también se llevarían productos de Hinojal, eran los propietarios de los carros y estos eran: Manuel Durán y Luis Macarro. Probablemente necesitarían para sus bestias de tiro los aperos que comprarían en la guarnicionería de Lícer Sánchez, así como pondrían herraduras y afilarían las agujas de arar las tierras en las fraguas de Gumersindo Andrada, Benigno Domínguez y Conrado Hurtado. 


            Exportaban cereales: Guillermo y Marcelino Breña, así como Jonás Carrión y Pedro Moreno. Claro que Guillermo Breña también molía en su electro harinera “San José” y que ofrecía luz eléctrica al pueblo. Claro que cuando yo era niño, la luz eléctrica eran unas bombillitas que apenas alumbraban la calle de la Cruz donde yo vivía. 


            Había varias familias que tenían ganados. Veamos una relación de ellas. Cabrío: Alejandro Lindo, Mariano Macarrilla, Germán Marín y Francisco Molano. Cerdos: Guillermo y Marcelino Breña además de Jonás Carrión y Pedro Moreno. Ovejas: Varios Breña (Bruno, Francisco, Guillermo, José Marcelino y Marciano), Eduvigis Gutiérrez, Jonás Carrión, Fausto Leno y Pedro Moreno. Y ganado vacuno, Francisco, Guillermo y Marcelino Breña, además de Jonás Carrión y Pedro Moreno. Había además un Sindicato Agrícola Obrero. Y si había algún percance, eran agentes de seguros Marciano Breña y Jacinto Rega. 


            Pero como no todo no iba a ser trabajo y trabajo, la gente se reunía en los cafés de Juan Maestre y Evaristo Méndez, además de en la taberna de Pedro García. Pero el más completo era Estaban Franco que tenía café, taberna y salón de baile. Rosendo Bernal era el propietario de otro baile. Ya para terminar, aquél que quisiera quedarse a dormir en el pueblo, muchísimo antes que se abrieran las famosas casas rurales de Román Arias, estaban las posadas de Catalina Bernal y María Durán.




            Una vez publicado este artículo, me apunta Francisco Sánchez Bernal lo siguiente: En 1932, Hinojal tuvo dos Alcaldes: uno de ellos fue mi abuelo, Victoriano Sánchez Macarrilla, y también Francisco Flores. Dudo que. en aquellos años, en Hinojal existiera una farmacia, pero sí había una botica. En 1932, comenzaron las gestiones, para construir la carretera, entre Talaván hasta la hoy carretera Nacional 630. Solicitando esta obra al Gobierno Civil republicano, los Ayuntamientos de Hinojal y Talaván. También en estas fechas, el Ayuntamiento de Hinojal, solicitó y se le concedió, ya que tenía población suficiente, una Oficina de Telégrafos. Todos estos datos los he comprobado, por las actas, de los plenos del Ayuntamiento de Hinojal, años 1932 y 1933. Saludos.


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