Un suceso que marca la historia de Hinojal

 


Vicente Sánchez Rivero y José María Lindo Magdaleno

 

            La muerte de Vicente Sánchez Rivero marcará historia venidera de Hinojal. Fue noticia en toda España porque su asesino, José María Lindo Magdaleno, no fue un cualquiera, sino su amigo enviciado con el juego y las puestas y, además, una autoridad municipal con rango de alguacil. Lo siento de veras, por Vicente y por las dos buenas familias de cada uno de ellos.

 

Lázaro Rivero Pizarro, con tres de sus hijas. Cecilia es la primera de la derecha, madre de Vicente Sánchez Rivero


            Vicente era primo segundo mío. Su abuelo Lázaro Rivero Pizarro, era hermano de mi abuelo José Rivero y su madre, Cecilia Rivero, prima hermana de mi padre, José Rivero Leno.

 

            Escribo en Madrid esta crónica, como cronista oficial de Hinojal, para hacer mis reflexiones mientras en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción todo el pueblo se agrupa y eleva una oración o guarda silencio en su corazón por el alma de Vicente. Desde la distancia, le acompaño en sus rezos y momentos de recogimiento.

 

            Esta muerte violenta ocasionada por el descontrol y la ambición de una persona que, a pesar de tener la confianza de muchas gentes hinojaliegas, cometió un horrible delito como fue matar con fuerza a su amigo Vicente para robarle 2.000 euros e intentar sacarle dinero de la cuenta que tenía en un banco a través de un cajero, lo que le valió el arresto por la Guardia Civil y ahora estar en espera de juicio con tribunal popular, acusado de homicidio y robo con fuerza.

 

            Yo le traté muy bien cuando hace unos años, en tiempos del alcalde Teófilo Durán Breña, ofrecí el pregón de las fiestas locales de la Virgen de agosto desde el balcón del Ayuntamiento y él me dejó su gorra de alguacil y su trompeta con la que los pregoneros daban los recados al pueblo. La última vez que le saludé fue el 20 de enero de este año, dos días antes de la desaparición de Vicente, cuando asistíamos a la procesión de San Sebastián, una de cuyas fotos coloco aquí.

 




            Una pena, porque su ambición ha costado una vida y su familia no tiene culpa de nada. Ha dejado una mala fama de nuestro pueblo de Hinojal por toda España ya que, de este horrible suceso, se han hecho eco todos los medios informativos nacionales, prensa radio, televisión y medios digitales.

 

            Los siento muy de veras y estoy muy apenado por todo ello.

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