Hinojal del Campo hasta 1877
Recién
llegado al pueblo de Brozas, a mis cuatro años, y cuando era un poquito mayor
un vecino me dijo que yo era natural del pueblo de Hinojal del Campo y yo le
dije que no, que era de Hinojal y que del Campo era Santiago del Campo. Con el
tiempo he averiguado que ese vecino broceño llevaba razón Hinojal se llamaba
hasta el censo de 1877 Hinojal del Campo, pues la administración española le
quitó el apellido ese año, según consta en un documento el Ministerio de Administraciones
Públicas titulado “Variaciones de los pueblos de España desde 1842”.
Y
ya que estamos tratando este tema veamos algunos casos curiosos de los pueblos
la comarca. Por ejemplo, Alcántara incorpora desde el 21 de noviembre de 1973
el territorio del extinguido Estorninos. Arroyo de la Luz se nombraba antes
-hasta 1960- Arroyo del Puerco, pero es que hasta el censo de 1857 era Arroyo
del Puerto. Garrovillas era su nombre hasta el censo de 1857 y después pasó a
denominarse Garrovillas de Alconétar desde el 14 de abril de 2001. También en
ese censo de 1877 Mata de Alcántara se llamaba La Mata de Alcántara y mucho
antes (1857) solo La Mata. Y Talaván era, hasta este mismo año Talabán. Cañaveral
acogió el extinto Arco (Arquillo) el 24 de abril de 1963 y a Grimaldo el 18 de marzo
de 1968
Y
ya que hablamos de Brozas – el otro pueblo del que soy cronista hace más de 30
años- cambió de nombre con motivo del censo de 1857, pues el anterior era el de
Las Brozas, según informa en un documento el Ministerio de Administraciones Públicas
titulado “Variaciones de los pueblos de España desde 1842”. Yo sigo
opinando que aunque se cambiara oficialmente ese nombre desde la administración
pública, que el nombre auténtico es el de Las Brozas, ya que no hay ningún
nombre en español que no lleva un artículo determinado o indeterminado. Por
ejemplo, uno puede decir tráeme “las tijeras” y no “tráeme tijeras”. Además,
por seguir con otro ejemplo básico, en la Comunidad de Madrid hay un pueblo que
se llama Las Rozas y no sólo Rozas.
Pero
el mayor argumento fue el que me dio mi profesor de gramática en la carrera de Periodismo
en la Universidad Complutense de Madrid (cursos 1971-1976), don Manuel Alvar
(Benicarló 1923 – Madrid 2001), que llegó al pueblo en 1990 como director de la
Real Academia Española (de la Lengua) para hacer un homenaje a Francisco Sánchez
de Las Brozas y ponerle una placa y que aún está en su casa natal. Regresando
del homenaje le pregunté directamente a mi profesor si este pueblo teñía que
ser llamado Brozas o las Brozas. Se paró a la altura de la puerta principal de
Santa María, me miró atentamente y me dijo. “Francisco, este pueblo tiene que
ser llamado las Brozas”. Y lo dijo la máxima autoridad de la lengua española,
cuya especialidad era el español de América. No hay más que decir, salvo
sugerir como cronista oficial que el Ayuntamiento en pleno apruebe el nombre de
Las Brozas.
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