SEÑOR Y TÍA DE HINOJAL

 



 

            En el libro “Hinojal, paisajes y costumbres tradicionales” escrito y editado en 1997 por Justo Macarrilla Díaz, se habla de mis dos ramas familiares. Una en el interior sobre mi abuelo el Castellano y mi abuela Alfonsa, la Pelúa. Y en la portada hay un arado vertedera que parece ser, según me dijeron mis primas que mi tía Valentina Rivero Leno, hermana de mi padre, regaló al Ayuntamiento para montar este monumento de bienvenida a Hinojal, según se puede apreciar en la portada del citado libro.

 

            La obra la compré el 15 de agosto de 1999, Nuestra Señora de la Asunción día de la mayor fiesta de Hinojal, y se la regalé a mis padres. Justo tuvo la delicadeza de dedicársela: “A mis amigos José y María Cruz para que recuerden las costumbres tradicionales de nuestro pueblo”.

 




            En las páginas 64 y 65 hay une referencia a mi familia materna: Siguiendo la calle (de la Cruz, en la calle donde yo nací) y en la esquina de la otra acera, tenía el comercio el señor Juan Francisco Domínguez Benito, el Castellano, que estaba casado con la tía Alfonsa Flores Vega (mis abuelos maternos), hija del tío Andrés Flores “Pelúa”. Te habrás dado cuenta, querido lector, que al Castellano le decimos señor y a la Alfonsa, tía, esto es porque en el pueblo a los forasteros les decimos señor o señora, y a la gente del pueblo le decimos tío o tía, según los casos.

 


            Más delante, en la misma acera está el almacén. Al parecer a mi bisabuelo Andrés le tocó la lotería y compró ese terreno en las afueras del pueblo, para levantar y almacén de maderas. Murió pronto y su esposa, la bisabuela María Cruz Vega, natural de Monroy, repartió el local entre sus cuatro hijos, y uno de ellos fue propiedad de mi madre. De este tema Justo escribe lo siguiente: Este almacén tiene un pozo que nadie ha conocido seco, y en los años de sequía acudían los vecinos a darle de beber a las caballerías porque no había agua en ninguna de las charcas; en las fuentes públicas sí que había, pero no estaba permitido darle agua a los animales en dichas fuentes; este agua era solamente para beber las personas.

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